5 jul 2011

El Oscuro Pasajero: un poco de memoria


Hace pocas lunas tuve uno de esos días en los que dentro de la conversación con una de mis dos internacionalistas favoritas apareció el nombre de mamá coneja, inmediatamente saltó a mi mente un breve jingle: "mamá coneja es la mamá tuntuntuntun! de los pollitos!", pero la memoria opera de forma extraña, más allá de esa melodía, desconocía totalmente en qué consistía (En realidad la asociaba a una mercería o algo así). curiosamente, vinieron a mi mente otros jingles y temas musicales de cosas que asociadas a mi infancia; rápidamente luego de mamá coneja tarareé "en juguetes, lo más grande, es la coloniaaaaaal... Colón 710".
hasta ahora todo parece indicar que me he criado por medio de melodías cortas y pegadizas, memoria de sloganes. esto viene a cuento de otras dos cosas que están invariablemente relacionadas con este asunto de la memoria.
no sé si llamarla memoria emotiva, porque sé que no es eso, la memoria emotiva consiste en querer algo no porque sea bueno, sino porque nos remonta a un episodio de nuestra vida (comúnmente la infancia) donde, por rescatar nuestra inocencia, lo queremos y admiramos. pero en este caso me estoy refiriendo a otro tipo de memoria, ahora me explico.
Hace unas dos semanas La Señorita Kasparov y un servidor nos despedimos, acordamos un encuentro antes de su partida (por el momento con carácter de definitiva), pero durante la conversación surgió una idea, la del recuerdo sensorial, es decir, cuando hacemos una cosa aparentemente trivial, pero el mismo acto de hacerla nos remonta al momento en el que la hicimos por primera vez, situándonos sensorial mente en ese contexto; no es de que "recuerdes" sino que sensorial mente algo de ti está en ese lugar. Hasta ahora yo he localizado 3, escuchar el Lucas XV de Nacho Vegas me remonta al Uruguay, porque el disco lo bajé pocos días antes de viajar, lo escuche durante el viaje y la estancia, asociando sensaciones a ese disco, razón por el que cuando lo escucho mi me "siento" ahí. Asimismo, el Diariu también de Nacho Vegas me lleva a un ferry en el medio del Río de la Plata, puesto que es lo que estuve escuchado durante mi primer viaje a Buenos Aires. bien puede uno creer que esto es meramente auditivo, pero hace un mes encontré otro; por azares del destino (un Xbox estropeado que solo lee algunos juegos), me puse a jugar Red Dead Redemption, el acto de jugarlo tiene un resultado, la última vez que lo hice fue hace exactamente un año, durante el periodo de transición del depa a mi casa; entonces, las sensaciones retornan cuando lo juego porque, como la última vez, cuando lo hago me siento en mi habitación paterna, totalmente llego de cachivaches del depa y dos gatos que no encuentran su lugar, por razones que no vienen al caso, el primer gran periodo de transición en mi vida.
justamente, y tal vez a raíz de descubrir el motivo de estas sensaciones o por lo menos conocer su definición, me puse a leer nuevamente la misteriosa llama de la reina loana de Umberto Eco, donde el protagonista pierde por completo la memoria episódica; al parecer existen tres tipos de memoria, la implícita que nos hace reaccionar sin razonar las cosas de manera automática (abrocharse los las agujetas o caminar), la semántica que es la que nos permite saber que nuestra mujer no es un sombrero y la episódica o autobiográfica, que es la que nos compete únicamente a nuestro ámbito personal. el protagonista, en el día a día siente que unas cosas provocan más sensaciones que otras, como si una "misteriosa llama" emergiera de él. a esa "misteriosa llama" me refiero cuando hablo de que ciertas cosas me remontan a ciertos lugares.
ahora bien, esta clase de recuerdos son imposibles de encontrar de manera racional, lo sé porque una vez que fui consciente de las sensaciones, traté de buscar asociaciones para crear atmósferas, mas me fue imposible, pareciera que esa clase de recuerdos sensoriales no son objetivamente identificables, como si tuvieran que llegar de repente. me gustaría pensar que existe una fórmula para poder transportar la psique a ciertos episodios, pero también creo que es relativamente peligroso, ya que conlleva el riesgo de terminar atado más a episodios del pasado que a sensaciones del presente.
basta decir que al final de la novela de Eco, el protagonista termina completamente loco.
El resto es historia.

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