“El día de ayer fui advertido a través de su representante el señor Joaquín Arrangoiz, que sería vilipendiado en las pantallas de TV Azteca si mi despacho aceptaba el patrocinio profesional de un determinado asunto en contra de dicha televisora. En la noche se cumplió tan valiente oferta.
“Esta circunstancia me obliga a hacerle las siguientes precisiones:
“1.- El abuso de poder que significa utilizar las pantallas de dicha televisora para servir a sus intereses muy particulares, no es nuevo y cada vez resulta más patético. El carácter social del medio de comunicación que usted controla cotidianamente se ve traicionado por tan arbitrario proceder. Frente a su arrogancia le respondo con el desprecio, frente a la pobreza de sus recursos le ofrezco sinceramente mi compasión.
“2.- Mientras usted, señor Salinas, está dispuesto a hacer cualquier cosa para proteger lo que usted estima como su dinero, yo estoy dispuesto a asumir cualquier costo por defender mi honor.
“3.- Mientras que usted sólo busca capitalizar en su provecho a sus relaciones personales, yo estoy hecho a honrar las mías. Eso lo saben de sobra mis amigos y nuestros clientes. Le aclaro que no desempeño cargo ni comisión alguna en el Gobierno Federal y que la independencia que caracteriza el ejercicio de nuestra firma a la que pertenezco, no está supeditada ni potenciada por relación alguna con el poder.
“4.- Como bien recuerda, fue usted quien amparado en su relación equívoca con la pareja presidencial, en el año 2003 ordenó impunemente la agresión a las instalaciones y al personal del Canal 40 en el Cerro del Chiquihuite. Nosotros, bajo el amparo de la Ley y la justicia de nuestra causa, resistimos exitosamente una más de sus arbitrariedades. Hoy, como entonces, nuestra competencia profesional se construye sobre tales fundamentos.
“Pero no tema, señor Salinas, a esta fecha no se nos ha solicitado el patrocinio del asunto que tanto le afecta. Le deseo suerte a quien lo acepte. Seguramente tendrá la razón”.
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