Si hiciera un balance de este año en una palabra, esta sería “decepción” lo que comenzó con la peor crisis financiera en 80 años (como tanto la vaticinaron) no trajo ni siquiera un dejo o fragmento de keynesianismo, al contrario, presenciamos solamente una reestructuración del capitalismo rampante que ha imperado desde la caída de la URSS. La llamada “era Obama” que se anunció con bombos y platillos como el cambio esperado por la humanidad se convirtió prontamente en el fin de una anunciada luna de miel entre el nuevo tipo de Estado que se anunciaba y los gobernados por éste. El 20 de enero el “cambio” desfiló por la sociedad y la retórica obamaniana deslumbró a millones de ciudadanos. Pocos meses después, el presidente del “sí se puede” sí pudo continuar con el status quo, la tan anunciada reforma financiera sirvió de paliativo temporal al sistema económico con la condición de que una vez que se resuelva el chistecito, todo regresara a cómo estaba antes (veréis el repunte de la bolsa no como ejemplo de una medicina bien empleada, sino de un reajuste entre los mismos individuos). Los premios Óscar se convirtieron oficialmente en la ceremonia más predecible que existe y eventos magnánimos terminaron en flor de monotonía. Algunos críticos imaginaron que debió ser peor la enfermedad para que la medicinia fuera un tratamiento permanente, pero parece que así quedó.
Mención honorifica a nuestros pequeño corso Calderón, cuya pluma es increíblemente capaz de eliminar 40,000 empleos por decreto mientras la gente corre eufórica por la clasificación al mundial, el sueño de morfeo termina con un caos, un sindicato eliminado por la voz del caudillo mientras el otro caudillo se eleva como el defensor de este y comienza el germen del gran esperado conflicto en el que será indispensable tomar bando (sí cómo no, entiendan que para mí el 2010 es un año más)
Hubo peores momentos o años, el infierno de la guardería ABC, una extraña tendencia por caerse que se expandió en los aviones y claro, por primera vez en mucho tiempo, México se convirtió en el centro del mundo; en menos de una semana, un pueblo que siempre se caracterizó por amable y de brazos abiertos se convirtió en portador de la “peste” y, tanto diplomáticamente como internacionalmente, como dicen algunos “se vio quiénes eran compas” (Semper fidelis a Alemania que fue el primer país en decir que sería un error cerrar fronteras y un tache a la Argentina que fue la primera en decir “no pasarán”) la gripe del chancho llegó para quedarse, la influenza humana tipo A H1N1 ya es parte del imaginario colectivo.
Y hablando de Argentina, pues sí, la volví a visitar y volví a entrar a esa tienda que decía “liquidación por cierre” que vi hace un año cuando fui por primera vez, volví a caminar por puerto madero (ahora sin comedor piquetero) me pude perder a gusto mientras variaba las aventuras con un congreso y una imposibilidad total de localizar gente. Sin tener en cuenta que, precisamente, llegué en pleno auge de la influenza, dos veces pasar por lo mismo no es recomendable, pero a los argentinos parece que estaban indiferentes (el año pasado tuvieron una epidemia de dengue peor) Pero otras cosas nublaron mi interés.
Honduras pasó de ser el ojo del huracán de la Era Obama (su reacción sería sine qua non para las relaciones internacionales a partir de ese momento) a ser solamente un elemento más del folklore latinoamericano, la lucha caudillesca de Zelaya contra el Caudillo MIcheletti demostró un factor cada obvio en este continente, pero oculto en constituciones: no somos demócratas. Los latinoamericanos buscan siempre un caudillo mesiánico que los guie en ficciones soberanas para después entregarnos a los placeres de la pobreza y poder defender nuestra “independencia” ya sea esta bolivariana, legado de Morelos, artiguista etc. La democracia es la nueva forma de hacer revoluciones y romper las estructuras nacionales para elevarse a nivel de presidente con amplios poderes soberanos.
Asuntos más pasaron que pasaré de largo, sobre todo el “premio” Nobel que se ganó míster simpatía por sus buenas intenciones (entre las que destacan el inmediato envío de 30,000 nuevos soldados a Afganistán y la defensa de la “guerra buena” en su discurso de aceptación del Nobel de la Paz), el COP15 fue un fracaso, eso sí, anunciado, porque implicaba que hubo otros 14 COP que no funcionaron, además de que este fue opacado por el nobel del golden black boy de EEUU.
Otras cosas interesantes sucedieron, después de un 2008 conversando por medios virtuales, G.K. volvió… y ta, para mí eso fue lo más destacable del año, con el regreso de G.K. y la oportunidad de ser quién diga el primer “hola” se salva el jodido año y me permite decir: que tengan un buen 2010 que, según los profetas, se viene lo bueno. El resto es historia.
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