Los manteles están puestos y los invitados
han llegado. El presidente electo Enrique Peña Nieto acaba de presentar a
aquellos que lo acompañarán los siguientes seis años, algunos no llegarán al
final del sexenio, pero otros permanecerán más allá de este.
Cuando
las filas del PAN están mermadas y las del PRD fragmentadas, la unidad solo
queda dentro de un partido, pero no es el mismo PRI de antaño, de la
presidencia imperial, doce años de alternancia y la movilización de la sociedad
civil han derrumbado el mito del Presidente que todo lo puede y que todo lo
ofrece, el tlatoani perdió la corona y la cambio por botas.
Dicen
las malas lenguas que el gabinete del presidente es fruto de una batalla al
interior de la corte de los milagros, que el primer intento malogrado del Pacto
por México fue para quemar a Osorio Chong porque él representa una parte del
peñismo originada en Ernesto Zedillo, y que influyentes políticos priístas
alineados con Salinas se encargaron de presentarlo como un fracaso antes de
ocupar la SEGOB.
Pero
ahí está Chong, y estará un rato si se confirma la desaparición de la SSP y
entramos a la supersecretaría. También hay nombres salinistas, como Claudia
Ruiz Massieu, sobrina del innombrable, pero lo más importante no es la
corriente a la que pertenezcan, sino que resaltan figuras como Rosario Robles,
ex jefa de gobierno del DF y ex presidenta nacional del PRD, ahora ocupando el
mismo puesto que en su momento atesoró Colosio; Emilio ChuayFette, némesis de
la eterna maestra Gordillo y símbolo de que la lideresa ya es persona non grata
dentro del Revolucionario Institucional, moneda de cambio, lo quito si me
escuchas, será la consigna. José Antonio Meade, secretario de hacienda con
Calderón ahora se va a representar al país en el exterior, en parte para darle
el control de la economía a los priístas y en otra parte para que sea un
economista el que pueda hablar con las naciones extranjeras.
Para
la energía, todo en familia, y no hay mejor familiar que el que mantuvo a todos
unidos para retomar Los Pinos, así el señor Coldwell no solo tendrá una cartera
importante, sino que será el artífice de la negociación política de la madre de
todas la reformas.
¿Y
PEMEX apá? Emilio Lozoya, cuya función será administrar y negociar con el
sindicato para poder hacer terso el camino para el señor Coldwell y... claro,
el hombre que más poder ha acumulado en los últimos meses y el brazo derecho e
izquierdo de Peña Nieto, Luis Videgaray Caso como flamante Secretario de
Hacienda, no es nuevo, ya fue secretario de finanzas con Peña en el Edomex,
renegociando satisfactoriamente la megadeuda dejada por Arturo Montiel y como
presidente de la comisión de presupuesto de la Cámara de Diputados, Videgaray
tiene fama de sobrio, carente de carisma, el cual sustituyó por una increíble
capacidad de operación política, no por nada fue él y no Salinas o Zedillo
quien puso a Peña Nieto en Los Pinos.
No
hay ya Secretario de Seguridad Pública aunque el PAN reventó la reforma que
desaparecería dicha dependencia, tal vez para afirmar que ya es algo amarrado.
Tampoco,
a excepción de Coldwell o Navarrete, hay más dinosaurios y la vieja guardia del
PRI parece replegarse a un programa que busca modernizar el país, modernización
que lleva 18 años aparentemente estancada por la falta de acuerdos y
rivalidades entre grupos al interior de los gobiernos.
Dicen
que Peña Nieto es un figurín, pero este figurín gobernó el Estado más poblado
del país y ahora la nación, inculto sí, pero no estúpido y eso se ve cuando ha
logrado mantenerse ajeno a todos sus padrinos y otorgando ducados a los nobles
que lo apoyaron para llegar al trono.
Estamos
a unas horas para decirle adiós al sexenio más surrealista del país, un sexenio
donde se puede vivir acomodadamente con seis mil pesos, los cerdos nos pegan la
gripe, los narcos le disparan a las escopetas, las francesas nos ponen locos y
los Estados Unidos Mexicanos estuvieron a punto de ser México.
El
sueño de los justos no es para Felipe, sino para los que tenemos insomnio.
El resto es historia y
esperemos que lo que siga sea para bien.
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