El escenario es el siguiente:
Un levantamiento de policías que protestaban por sus reivindicaciones salariales que se sale un poco de control al pedo y, como en una buena telenovela política latinoamericana terminó con un presidente capturado por los manifestantes. Es decir, el ejecutivo estuvo cautivo por el judicial. Toda una comedia digna de una región que no da con su lugar en el mundo.
La comparación con la intentona de 2002 contra Chávez es obvia, algunos harán referencia a Zelaya, con la única diferencia que en el caso hondureño el golpe fue exitoso, pero existen claves que crean una referencia futura para el continente que se repitieron en los tres casos (Venezuela, Honduras y Ecuador)
El primero de ellos, y el favorito de los teóricos de la conspiración siempre es EEUU, en el caso venezolano fue obvio cuando EEUU apresuradamente reconoció el “nuevo gobierno” sin mediar las consecuencias de su declaratoria. En el golpe de Honduras fue aparente y no aparente, es decir, aunque se manifestó en contra, abogó por el reconocimiento del nuevo gobierno proponiendo salidas alternativas a Zelaya, para así defender la institucionalidad y sacar al gil. En el pasado “incidente” de Ecuador Obama Salió apresuradamente al toque para dar una declaración lapidaria “esta vez no fuimos nosotros”
Pero además de tener al enemigo clásico (regla de la teoría política y el buen gobierno, para mantenerte en el poder y asegurar el respaldo popular tienes que inventar un enemigo lo suficientemente poderoso para nunca ganarle y ser un eterno mártir), el factor que comparten los tres mandatarios es, lamentablemente, un sistemático atropello de la democracia.
Lamentablemente en la maraña de informaciones acerca del golpe uno nunca se pone a pensar en sí qué fue concretamente lo que originó los acontecimientos, debido a que uno tiende a cerrar filas a favor de lo políticamente correcto que es la condena, tampoco miran unos días más atrás para saber en sí qué era lo que reclamaban los sublevados.
En Venezuela es obvio y no creo necesario decir más acerca de por qué hay sectores que no lo quieren gobernando, asimismo, el control estatal de la totalidad de ese país es caldo de cultivo para generar pila de enemigos al interior. En Honduras fue parecido, lamentablemente Manuel Zelaya sí puede entrar en la categoría de “títere” de Chávez, haciendo todo lo que le pide, entre ellos, tratar de persuadirlo para que se mantenga el tiempo suficientemente en el poder, así que Zelaya, violando la constitución, decide intentar la reelección; en esta caso el error fue de forma, no de fondo, porque jurídicamente el congreso hondureño tenía un argumento irrevocable para destituir a Zelaya, debido a que la constitución declara expresamente que si el presidente intenta tener otro periodo de gobierno, automáticamente es removido de sus funciones por el congreso, aquí el disparate estuvo en sacarlo en calzoncillos del país…
Ahora, en el asunto ecuatoriano ya había habido problemas similares cuando Rafael Correa convocó a un congreso constituyente que no fue bien recibido por la oposición. Aunque no es tan raro, ecuador ha tenido si no me equivoco 17 presidentes en 12 años y dos golpes de Estado desde el 2000
Un asunto aquí, parece que es una tendencia general que los actuales gobiernos radicales tratar no solo de gobernar, sino de modelar el país a su gusto creándose constituciones personalizadas que les permitan tener el control de la mayor cantidad de áreas y, de las que no, poder asegurarse tal vez su dominio o presión posterior. Sin embargo, hay que puntualizar que pese a todo, siguen siendo democracias electivas, así que aún existen cotos de poder que se mantienen fuera de la influencia del mandatario. En Ecuador pasó precisamente lo mismo, al tener un congreso que, aunque controlado por el partido de correa, maneja cierto grado de independencia, lo que ha provocado ciertos “encuentros” con el gobernante, uno de ellos, una reducción a los privilegios de los policías, reduciendo sus prestaciones para nivelar con los demás órganos del Estado, obviamente, esto no gustó, pero no gustó solo a la policía, sino a los miembros de su propia bancada, que rechazaron el proyecto de ley, como buen mandatario racional, no tuvo mejor respuesta que amenazar con disolver el congreso, lo que provocó diversas manifestaciones por parte de la policía y otros grupos que terminaron en la crisis pocas veces vista de un presidente apresado por su policía.
Sabemos que fue rescatado por policías leales y el ejército, pero hay otro tema, la UNASUR la llama “intento de golpe de Estado” mientras que otros actores políticos no pasan de “motín caótico” francamente yo creo que fueron ambas cosas; esto comenzó como un motín, un grupo de policías enojados que miraron una coyuntura y actuaron apresuradamente sin medir las consecuencias, pero por otro lado, actores políticos y sociales que aprovecharon el actuar de la policía para intentar un cambio radical sin necesidad de ellos, obviamente un Golpe de Estado desmoronaría a cualquier gobierno que emanara de este después del incidente de Honduras, pero un presidente muerto por disidentes no políticos que actuaron irracionalmente (los policías) sería una oportunidad perfecta para conformar un nuevo gobierno “de unidad nacional” (uno de los términos más usados por aquellos gobiernos emanados de acciones de facto) que excluyera tácitamente a los partidarios de Correa.
Pese a que, como dijo un periodista uruguayo acerca de Chávez sobre que más allá de que mereciera o no un golpe de Estado, es un golpe de Estado y como tal hay que condenarlo, aquí funciona el mismo aforismo, más como opiné de Zelaya, eso no los exime de atentar contra la democracia disolviendo las cámaras cada que no te guste algo que hacen estas. Tanto la OEA como la UNASUR tienen que sancionar a sus integrantes cuando hacen este tipo de chiches, pero ¿qué pasa cuando la mayoría de sus miembros actúa en consecuencia? Se convierte en un club de presidentes que se respaldan en sus violaciones legales y todo contento. El camino no es el golpe, pero tampoco lo es la dictadura democrática. En fin, hoy, como los demás días, creo que nos quedamos atrapados exactamente doscientos años atrás.
¿Los ganadores de todo esto? Pues la popularidad de Correa se disparó por las nubes y hubo un aumento extra a los policías, todos ganan esta vez…
El resto es historia.
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