Inicialmente iba a hablar acerca de una película de la segunda guerra mundial, un western clase B llamado quel maledetto treno blindato cuyo titulo para el mercado anglosajón fue Inglorious Bastards y no, no iba a hablar de inglorious Basterds (noten la diferencia entre la “a” y la “e” en el Baste/ards), sino de la peli original en la que se inspiró Tarantino para hacer su obra maestra (dos cosas, primero, es la secuencia épica más increíble que he visto en una peli de la WWII y segundo ¿no creen que la última escena es demasiado similar al final de Natural Born Killers (de la que, si bien no dirigió, Tarantino hizo el guión)) pero hoy día otra cosa ocupó mi atención, así que para los que quisieran hacer su propia critica persona acerca de las dos pelis (bastards y basterds), les dejo el link de donde pueden bajar la original de 1979. http://www.megaupload.com/?d=BTHQ8YD1
Ahora bien, lo que me ocupa es un texto que compré este viernes y el domingo ya no tenía en mis manos porque lo terminé como termino video de youtube gracioso (es decir, sin mirar a otro lado y concentrado en lo que tengo en frente).
El libro, lo vi (curiosamente) primero en Buenos Aires, recorriendo como mercenario en la búsqueda de una peli prometida a G.K. entre esos paseos solitarios por la ciudad de la pelota entré a una librería donde estaba, el autor (por todos reconocido), Jorge Volpi me llamó la atención (porque, como nota al pie, recién 5 días antes de salir para BBAA había leído y quedado cautivado con No será la Tierra y me prometí leer más de él al regresar).
Pues bien, el libro era literalmente nuevo (casi sospechosamente) ya que la edición era de septiembre de 2009 (y estábamos en pleno 2 de septiembre) así que técnicamente llevaba dos días de salir a la venta. Sin embargo, considerando que era un autor mexicano, lo dejé de lado esperando poder encontrarlo cuando regresara a tierras aztecas y opté por una novela suave y entretenida llamada cineclub (hoy en manos más dignas que las mías).
Regresé a México, terminé los libros que tenía (entre ellos una novela de zombis de Max Brooks, y uno de Abel Posse, francamente nunca terminé Moby Dick) y me olvidé de algunas cosas.
Pues será que el viernes pasado, con la intención de encontrarme y buscar un curso de algún idioma adecuado a mi estrecho margen de tolerancia a la recepción de las lenguas, me topé con el libro que juré leer al regresar (sic) el titulo del libro (diré el corto) es El insomnio de Bolívar.
El prologo es elegante, provocador y osado, la tesis central: ¿existe América Latina? y si existe ¿por qué? Cuatro ensayos (el libro fue ganador de no sé qué premio) que se resumen en lo siguiente 1) qué tienen de diferentes todos los países y por qué no puede existir una América en sí 2) qué tiene de similar y que pese a esas similitudes, las diferencias se imponen 3) la literatura y la semi maldición de García Márquez por provocar que todos crean que América Latina es “realista mágica” 4) el futuro de América.
Puedo decir con sinceridad, que es la primera vez que concuerdo en un 100% con un autor de un ensayo, literalmente es el tipo de texto que uno dice “yo pienso exactamente lo mismo” desde el desencanto hacia el Subcomandante Marcos por el cansancio después de más de 10 años, hasta una ingeniosa comparación en la que Uribe y Chávez tienen más en común que ellos dos con sus pares ideológicos.
Un continente decadente cuyo mayor logró sería (en palabras del autor y con las cuales concuerdo): desaparecer, abandonar los nacionalismos decimonónicos y simplemente abrir todo, mercados, fronteras, política, un mundo que, abandonando el exotismo al que nos condenó Macondo se convierta en una nueva tierra sin caudillos.
Un libro que fue fácil de leer, pero cuyas reflexiones actuales (el libro no solo se publicó hace poco, sino al parecer se terminó también con poco tiempo de diferencia, ya que llega a tocar el tema del golpe e Zelaya) que nos permite entender lo que nadie se atreve a decir con palabras honestas: Galeano estaba equivocado, no existe esa unidad latinoamericana. Somos latinoamericanos solo frente al otro (español, alemán, francés, etc.) pero una vez que estamos solo, con nuestros “pares” descubrimos que no existe lazo de unión y, peor, que en realidad recelamos y desconfiamos de nuestros “hermanos” latinos.
AMLO, Chávez, Uribe, Obama, Correa, Lugo, Bachelet, Fujimori (nótese que en el caso peruano, el foco de atención es Fujimori y no el actual, Alan García) Kirchner, Calderón, Vázquez, Lula, Zelaya, Colom. Un continente abandonado a su suerte desde que EEUU prefirió mirar a Medio Oriente, un continente que vocifera la unidad latinoamericana y el pensamiento bolivariano mientras se llena de armas y amenaza a sus vecinos. Dictadores y reyezuelos disfrazados de presidentes constitucionales, escritores desencantados y apolíticos que prefieren usar facebook y twitter que pensar en el problema latinoamericano, novelistas estrellas y cantantes pop norteamericanos que llegan con la misma facilidad que una ranchera o un tango. Esa es América, esa es la patria perdida que sería mejor nunc a recuperar. Francamente, el mejor libro que he leído en lo que va del año (y estamos en octubre).
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