--hay de héroes a héroes, muchos criminales son deificados por otros criminales.
--¿A qué te refieres?
--Stalin fue deificado por Beria y Goebbels endiosó a Hitler, para ellos estas personas fueron héroes
Me está molestando.
--¿Me estás comparando con Hitler?—digo acusatoriamente esperando que se calle de una vez.
--no sé—responde— ¿Tú te estás comparando con un héroe?
--yo nunca dije eso.
--literalmente no, pero si te tomas a personal la comparación con Hitler es porque piensas que hablabas de ti cuando te referías a un “héroe”
Tiene razón, debería ser más sutil con mis palabras, sobre todo con él, pareciera que siempre está detrás de mí buscando alaguna forma de humillarme, de vencerme en mi propio juego, pero no, no lo hará, no no no no no lo hará.
--Lapsus linguis.
--supongo—dice—ahora, cambiando de tema pero dentro del mismo tema. No nos has dicho nada del desarrollo ¿Cómo es que planean hacerlo?
--Esa es la parte difícil—respondo—uno puede dar toda clase de motivaciones, pero es demasiado difícil encontrar medios coherentes para llevar a cabo las motivaciones.
--A mí no me parece tan difícil.
Todos miramos hacia Daniela, que es la que dijo eso ¿no parece tan difícil? ¡Por supuesto que es difícil! Si fuera fácil cualquiera pudo haberlo hecho. Veamos que tiene que decir esta morrilla.
--¿Te parece fácil matar al presidente?
--no sería la primera vez pues, por ejemplo, a Kennedy lo mató una sola persona.
--que era un tirador experto—digo.
--bueno pues, solo haz que uno de los personajes sea tirador experto.
--no es tan fácil—respondo.
--¿Por qué?
--porque tienen que ser personas normales ¿sabes? Con los medios convencionales para actuar por sí solos, sin ser ex militares o expertos en inteligencia, no, quiero que sean estudiantes, profesionistas, vendedores de McDonald’s, ese tipo de personas.
--igual—sigue diciendo Daniela—al Archiduque Francisco Fernando lo mató un tirador solitario; Aburto no tuvo hacer más que acercarse un poco a Colosio, digo, si es alguien normal, solo tendría que acercarse un poco en un mitin y disparar, aunque quede herido, si la idea es provocar un estado de shock en el país, el simple atentado, aunque falle, creo que sería suficiente ¿No creen?
Mierda, esta chiquillas fresona tiene razón, matar al presidente no es estrictamente necesario, bueno, no me refiero a no hacerlo, claro que es necesario hacerlo, pero en ningún manual dice que tenga que acercar, un atentado fallido causaría suficiente estupor en la población como para quitarme margen de acción, es perfecto, simplemente perfecto, nunca había pensado en eso, no matar, solo disparar, que las fuerzas de la historia hagan lo demás.
--es cierto—dice Carlos—nada indica que el efecto inmediato no sea el mismo, un atentado fallido provocaría el Estado de Sitio y la suspensión de garantías, abusos de poder que serían contestados con movimientos sociales, lo que importan no es matar, creo, sino crear la coyuntura.
--claro—contesta Héctor—como cuando hay un atentado terrorista, la idea central no es matar a los más posibles, sino causar terror en la población.
--aunque igual no estaría de más que se llevara algunas almas, para un terrorista eso tiene valor agregado.
--claro, pero la idea es que explote, que la gente vea el estallido y diga ¡joder!
Puede que sea cierto, sería una entelequia, en ese caso, sería primordial centrarse en lo que se buscan con el resultado y no en el resultado en sí. Si lo veía desde ese punto de vista las posibilidades de éxito final se incrementaban. Aunque en ese modo, sería indispensable ver las variantes de resultados posibles.
--pero no pierdas la fe—dice Julián sin despegarme la mirada en tono misterioso—si juegas bien puedes matar al presidente sin problemas, si al Papa le pudieron disparar, es fácil que en un mitin común lo mates.
--sería complicado—admito.
--en el plano de la ficción—enfatiza Carla—sería cosa de “seguirlo” a varios mítines, mirar las medidas de seguridad y ver las fallas.
--si vas a todos te ubicarían.
--entonces túrnense, entre tanta gente y en lapsos distantes la seguridad no encontraría un patrón. Así podrías ver en qué momento está más cerca del público, ya sabes, es parte del protocolo un momento de “deja me bajo a saludar al pueblo” en una de esas, en lugar de una mano un arma y ¡bang!—dice haciendo el gesto de dispararme.
--Sería divertido.
Veo que Carlos mira el reloj—bueno, es hora de irme—dice—dejé algunas cosillas pendientes.
Yo miro el mío y veo que son casi las once, difícil hora de encontrar transporte, le propongo a Carla compartir taxi, aunque sé que Daniela vive más en rumbo, pero no, quiero que note que prefiero pagar más a tener que soportarla. Que se vaya con Julián, pero conmigo no.
Salimos y nos despedimos, acordamos vernos la semana siguiente porque Héctor tiene que Salir fuera unos días, mejor, así despejo la mente y me preocupo por cosas menos importantes que esto un tiempo.
Total, al puto fascista ese le quedan dos años.
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