10 feb 2020

Cuento Avion

UN AVIÓN PARA EL REY DE TALOSSA
Cuando despertó, descubrió que había ganado el avión presidencial. O eso diría la crónica de ese día.
No lo podía creer, de todas las cosas en las que había participado, gané en el único en el que no quería ganar, pero ¿En realidad no quería ganar? ¿Entonces para qué compré el boleto en primer lugar? Con mis limitadas finanzas $500 no es una cantidad que uno pudiera gastar solo de broma, dicen que cuando uno compra un boleto de lotería lo que está comprando es la ilusión de qué haría con el premio en lugar de cotejarlo con las probabilidades de ganar. Pero en este caso ni siquiera me interesó el premio--¿Para qué iba a querer yo tener un avión?--de hecho todo el asunto me pareció tan absurdo que estaba más seguro de obtener un reembolso cuando se anunciara que no habría rifa; igual no había pedo si no tenía reembolso, yo solo quería tener el boleto, ya saben, para la anécdota.
Pero gané.
            El problema ahora era ¿Para qué quería un pinche avión? ¿Incluye el hangar? No vaya a ser que mañana vengan y te lo quieran dejar en la puerta de la casa en plan de “ya no es problema nuestro, por cierto, no lo puede tener aquí y le va a salir caro el corralón si viene vialidad y se lo lleva”. ¿Siquiera podré usarlo mínimo una vez? ¿A dónde iría? Tendría que pedir prestado para ir a un hotel en Puerto Vallarta, pero de todas formas no tendría donde guardarlo ¿Podría denunciar por discriminación al hotel por no ser incluyente? Igual y solo daría una vuelta por la ciudad y decirle a mis amigos por whats que volteen hacia arriba.
            ¿Por qué gané?
            No me podía hacer el desentendido, el gobierno tenía mis datos, tampoco lo podía rematar, el Presidente dijo desde antes que no se podía revender a un precio menor al avalúo, pero si nadie lo compró en ese entonces era una tontería pensar que yo lo vendería a ese precio. Tal vez rentarlo, pero no tenía idea de a quién le interesaría rentar un avión ¿Existe la renta de aviones? posiblemente, pero si a lo más que ha llegado es a rentar un camión para un viaje a guayabitos entre varios, entonces carecía de los contactos en el mundo de la renta de aviones. Idea millonaria, podría prestárselo a los migrantes, piensen, llego a Tapachula, lo lleno de migrantes y los bajó en Tijuana, así se evita lo que todo reclaman de que pasan por aquí y ellos ganan porque ya estarían en la frontera para pedir asilo, un perfecto puente aéreo. No es mala idea, si el mantenimiento lo paga el gobierno, es un ganar ganar.
            El gobierno.
            Sí, ellos no podrían dejarme desamparado, seguramente me ayudarían, me llevarían a la ONU y ahí me presentarían a los posibles compradores, podría dejárselos a pagos, mil por semana o algo así ¿Los multimillonarios pagan en abonos? ¿Mil por semana será demasiado? Igual se los bajo a quinientos. No urge que lo paguen todo, podría esperar, también les agarro una camioneta o un departamento como parte del pago, si hacen paro yo hago paro. Estaría chido igual y darse un paseo nomás por nomás, subirme y nomas darle una vuelta, un rato, solo para calar, chance e invito a unos compas, “nomás para que vean que a mí sí me hizo justicia la Revolución” ¿Se podrá pintar? Darle una chaineada, como el de Trump, con mi nombre y todo eso, para que al volar lo vean, igual y me enseñan a pilotar un poco, no ha de ser tan difícil, lo suficiente para una selfie. ¿Tendrá tele e internet? Igual y me llevo el Xbox, porque sí, está todo bonito eso de volar, pero tampoco es que haya mucho para hacer una vez en el cielo, solo mirar por la ventana y ver a todos como hormiguitas ¿Será cierto eso de las hormiguitas? Eso lo descubriría, pero ya hecho eso no hay mucho para entretenerse, chance y sale una sesión de fotos en poses de “en crisis global” usando el teléfono poniendo cara de estadista. ¿Servirá el teléfono, la agenda? ¿Se enojará Putin si le hablan para decirle que tiene cara de Putín, Entenderá el chiste? Son muchas preguntas para responder, pero su trabajo es responderlas ¿O no?
¿O no?
Lo siguiente van a ser las entrevistas, todos van a querer saber quién soy y a qué me dedico, que si soy chairo o fifí ¿Qué respondo a eso, que soy de los dos, un poco de uno y un poco de otro? Porque realmente no sabía, tal vez los medios me ayuden a definirme, aunque depende del medio, tendré cuidado con lo que diga, tal vez contrate a alguien para que me maneje mis redes. Debería de aprovechar y capitalizar la fama, como hacerme youtuber y grabar tops o retos virales, videos de Fortnite y esas cosas; aunque lo primero que haría sería hacer visitas guiadas, contrataría a la edecán del debate para los paseos, si hay gente que va a Los Pinos entonces habrá gente que quiera ver el avión, tal vez hasta lo haga hotel, “hotel el avión presidencial” o rentarlo para eventos y fotos de quinceañera, Debería pensar en cambiarle el nombre, supongo que si ya no es del presidente no se le puede llamar así ¿Pero cómo le pondría, “El avión que antes era del Presidente pero ya no lo es porque se lo ganó el pueblo de México para el Bienestar”?
            ¿Y si me niego? ¿Eso se puede?
            Igual y puedo rechazarlo, en plan que dijo mi mamá que siempre no, o venderlo al kilo, se supone que no puedo malbaratarlo, pero no dijeron nada de venderlo por piezas, es puro fierro, desarmarlo e irlo vendiendo, igual con los muebles, pero esos los anuncio en el face, sillón original, directo del avión, muebles que no los tiene ni Obama, en la compra de cada uno le regalo un kilo de fierro de avión, no incluye el flete, precio por inbox.
            ¿Qué pasa si lo dono al gobierno, lo usará el Presidente? Podría donarlo pero con esa condición, que no se venda y sea usado por el mandatario ¿Lo aceptaría? Yo creo que no, pero tampoco podría rechazar un regalo del pueblo de México ¿Ahora soy el pueblo de México? Pasaría a la Historia como el hombre que le regaló un avión al presidente ¿Sería de él o del gobierno, contaría como soborno? Es más caro que la Casa Blanca, no creo que lo acepten, chance y sí, y lo vuelven a vender, para ayudar a los migrantes ¿O era a los deportistas, o para medicinas? En algún momento se dijo que era para algo de agua, la verdad ya no recuerdo para qué querían el dinero ¿Le pondrán mi nombre a una escuela, a un hospital, a una beca? Aunque me conformo con una plaza en el IMSS.
            Podría mejor quedármelo y viajar, recorrer el mundo, visitar el Principado de Sealand y codearme con la realeza, iría como el primer embajador de México y posiblemente lleve conmigo al Papa Miguel para conocer la Cristiandad, todos ellos necesitarán un avión digno de su rango y yo seré el que cubra esa necesidad, una duda ¿Se podrá anunciar en Internet?
Ya va a amanecer, me tengo que alistar porque va a ser un día trascendental, el más importante de mi vida y de todo México, el día en que un ciudadano pasó de cero a todo y ahora es dueño del avión presidencial.
            El piloto anunciaba que estábamos por despegar, pero que nos tardaríamos un poco más de lo normal, a mí me daba igual, siempre que me subo me desentiendo y me encierro en mi mundo, a veces ni siquiera llego a ver quién está a mi lado, total, es solo un par de horas, por eso siempre pido ventana. La gente se sentó, yo solo pensaba en lo surreal de la propuesta.
            --Si yo me gano el avión—dije en voz alta sin darme cuenta—se lo voy a regalar al rey de Talossa.
            --Si usted hace eso, joven—me dijo la persona que estaba a mi lado—yo dejo de llamarme Andrés Manuel.

12 oct 2017

Parte 2

Fue a comienzos de Julio, el día trece para ser exactos. El cielo estaba despejado y en la radio anunciaban que así estaría por algunos días más. Sam había salido temprano a una reunión y yo tenía el día libre (el exceso de trabajo en un trabajo como el mío equivale a poder pasar días sin hacer nada). Me había preparado el desayuno mientras miraba las noticias. No sé cuánto tiempo estuve así hasta que la señal de la televisión se interrumpió, tampoco creo saber hasta cuándo me di cuenta de eso, estaba tan enfrascado en la rutina que simplemente no tenía noción de las cosas que cambiaban alrededor.
Cuando la señal regresó todos estaban paralizados, el presentador miraba la pantalla como expectativa, como si esperara instrucciones de qué decir, me corrijo, no era como si, sino que en realidad estaba esperando instrucciones de qué decir. No le di importancia y seguí haciendo lo mio, no era mi problema que los conductores de televisión fueran unos incompetentes. Pasaron unos minutos y no se movían, primero pensé que fue un error de la señal y la pantalla estaba congelada, lo que rápidamente descarté porque el reloj de la pantalla seguía dando la hora y se podía notar claramente el movimiento de la respiración de la conductora. Cambié de canal y me topé con una escena similar, solo que en esta el conductor balbuceaba alguna clase de explicación sin mucho éxito.
Miré más canales y lo mismo en todos lados, lo que no entendía era qué era lo que los tenía asustados, miré hacia la ventana y no había nada irrelevante, todo parecía seguir igual, las personas que pasaban lo hacían con normalidad. Miré mi celular buscando algo en Internet pero más allá de las personas que se preguntaban qué le pasaba al tipo de la tele nadie tenía explicación.
Escuché un grito, venía de la televisión, cuando giré la cabeza vi cómo el presentador trataba de perforarse la sien con una pluma que tenía en la mano, aunque lo realizaba con fuerza el filo de la pluma no hacía más que producirle algunos picotazos, los gritos eran de las personas del set de televisión, algunos se acercaron a detenerlo, pero no pude ver el resultado porque alguien del canal apagó la señal y mandó a corte. Cambié de canal y la misma presentadora estaba sollozando mientras solo decía “no, no, no, por Dios no”. Instantes después, lo mismo, la señal se mandó a corte, era de esperarse que todos los demás canales pasaran por lo mismo, y así fue. Probé con la CNN en inglés y aparentemente no era solo aquí, no sé si eso era reconfortante, lo dudo, habría sido más fácil de explicar una histeria colectiva o un episodio de locura eminentemente local a un fenómeno global. Internet se había caído.
Marqué a Sam pero no contestó el celular, no me asusté, generalmente cuando está en su trabajo tiende a no hacerlo, pero la inquietud no la perdí, llamé al trabajo pero tampoco encontré respuesta, comencé a tener un ataque de ansiedad al saberme solo e incomunicado, que era lo mismo de ser incompetente. Estuve cerca de una hora tratando de pensar en qué hacer, si debería salir para buscar a Sam o esperar a obtener más noticias si se llegan a recuperar las comunicaciones; el primer impulso del hombre moderno es pensar que las catástrofes son algo pasajero, que la sociedad se auto regula y se repara a sí misma en cosa de minutos si es de telecomunicaciones se refiere.
El primer miedo en nuestra sociedad es la incomunicación, comencé a tensarme hasta que decidí salir de casa, por instinto o confianza en que todo estaba bien me tomé mi tiempo para guardar las cosas y arreglarme antes de salir, revisaba el teléfono cada cinco minutos. Salí de casa y caminé lentamente esperando ver alguna reacción de parte de los vecinos que me pudiera tranquilizar, pero de nueva cuenta no veía nada que me calmara, pero tampoco que me inquietara ¿Qué estaba pasando? Acababa de ver al tipo de la tele intentar matarse sin motivo alguno pero pareciera que nada había cambiado. Vi a María, una vecina del edificio frente al nuestro, tenía la mirada fija en su teléfono, al parecer también intentaba que recuperara la vida a base de mirarlo y apretar botones sin sentido, me acerqué a ella solo para confirmar que lo que estaba pasando no era una mala pasada de mi mente o una broma tipo “la guerra de los mundos” de la que yo no estaba enterado. Me acerqué a ella pero antes de decirle algo me espetó.
–¿Tienes idea de lo que está pasando con la maldita red?
Sorprendido por el exceso de familiaridad, tal vez fruto de la desesperación causada por lo que estaba pasando, respondí:
--¿Has visto la televisión?
--Yo no veo tele, pero el jodido teléfono no sirve desde hace más de una hora y tengo que ver unas cosas.
–¿Tienes tele en tu casa?
--Sí ¿Por?
--Ven, pasemos.
No le di tiempo de responder y entré a su casa directo a su sala, ella me siguió entre desconfiada y algo inquieta; encendí el televisor y ahí estaba, la pantalla congelada en stand by, ni siquiera había comerciales , todos los canales tenían la misma señal.
–¿Y?--me dijo.
--Esperaba ver algo diferente, acaba de pasar algo que no sé qué fue.
--¿Qué cosa?
--El tipo de canal once intentó matarse en señal abierta y la del cuatro estaba desesperada llorando.
Se quedó mirándome, aunque más bien juzgándome.
--No tengo tiempo para esto—me dijo en clara intención de invitarme a salir de su casa.
--Te digo que algo no está bien, yo sé lo que vi y que tu pantalla muestre lo mismo lo confirma.
--Si supieras lo que viste no necesitarías confirmación, y yo solo veo una señal de problemas técnicos.
–¿Y Qué me dices de tu teléfono, la señal se perdió al mismo tiempo?
--Posiblemente lo que provocó que se cayera la red causó lo de la tele, hoy día todo está interconectado. No se van a convertir todos en zombis por una señal de radio.
--Voy a buscar a Sam a su trabajo—dije ignorando su comentario—¿Vienes?
No tenía razones para quedarse en casa, así que aceptó y vino conmigo, durante la caminata hacia la estación del tren ella seguía intentando dar vida a su teléfono A medida que caminábamos veíamos que las demás persona estaban en la misma situación que nosotros, de pasada oímos cómo algunos comentaban lo que pasó en la televisión y cómo el tipo se golpeaba con la pluma, María se fue poniendo tensa al ver que no estaba mintiendo cuando dije que vi lo que vi. Intentamos acercarnos a algunos de ellos para ver si tenían más datos que nosotros, pero todos estaban a ciegas, por lo menos una consecuencia de estar aislado no solo es no saber, sino que es imposible que los rumores se difundan con la velocidad acostumbrada, por lo menos tampoco hubo mentiras que desmentir.
Llegamos a la estación del tren y la encontramos abarrotada, al parecer el tren no estaba en funcionamiento—lo que atribuimos a la misma razón.
--Nos quedamos sin opciones ¿Ahora qué?
--Pues tomamos un taxi, no creo que las calles estén cerradas.
Mientras hablábamos escuchamos un grito afuera, como eramos de los últimos en llegar estábamos más cerca de la salida, así que no nos costó nada ver qué era lo que pasaba. Salimos y solo vimos a una jovencita paralizada, parecía que intentaba gritar pero el shock no le permitía, María se acercó a ella a preguntar qué había pasado.
--De... de..--balbuceaba--se fueron todos.
No entenderíamos lo que dijo de no haber mirado alrededor y notar que no había nadie más en una zona que apenas diez minutos antes tenía una cantidad considerable de personas. Dos autos acababan de chocar entre ellos porque sus conductores se habían desvanecido, los puestos comerciales estaban igual, vacíos con las mercancías—incluso comida preparándose—sin tocar.
Tenía que pensar rápido antes de que la gente de abajo viera lo que pasó, tomé a María de la muñeca y la arrastré—ella entrando en pánico—vamonos de aquí—le dije al momento de que la metía en una casa con la puerta abierta. No sé por qué tomé esa desicion, tal vez pensé que a las personas del interior les había pasado lo mismo, mi mente estaba trabajando a marchas forzadas tratando de entender qué pasaba a la vez que intentaba mantener la cordura y arrastraba a María a un lugar del que no sabía si estaría seguro.
Entramos en la casa la que, para sorpresa mía, no estaba vacía, dos personas, un hombre joven de unos veinte años y una niña de no más de diez estaban adentro, no pareció sorprenderles nuestra entrada, pero el tipo se acercó rápidamente hacia nosotros.
--¿Lo vieron?
--¿Qué cosa?--Pregunté--¿Qué fue lo que pasó?
--Fue un destello, como si tomaran una foto con flash desde el cielo, no sé, nomás pasó.
De los fragmentos que nos pudo decir con certeza pudimos deducir primero, que un destello había hecho desaparecer a las personas, pero que solamente a aquellas que estaban a la intemperie, por eso a los que estábamos en el tren, siendo subterráneo, no nos había pasado nada ni a ellos que estaban a la sombra en su casa, tal vez la muchacha que vimos al salir estaba a la sombra o bajo algún techo. De entrada eso me tranquilizó un poco porque sabía que Sam pasaba todo el día encerrada en su trabajo pero, ¿Y si era el Sol? ¿Y si aunque estuviera bajo techo pero en una ventana le pudiera pasar algo? No era imposible, dos autos se habían quedado sin conductor, estaban con techo pero con las ventanas a la luz del Sol. El celular seguía muerto.
--¿Ha vuelto la señal en la televisión?--Pregunté.
El joven la encendió y la pantalla estaba totalmente en blanco, afuera los gritos comenzaban a escucharse; cerramos la puerta y las ventanas para que se viera lo menos posible del interior y, por si acaso, nos alejamos de la luz solar, comenzamos a poner sabanas y cortinas que taparan el sol, dejando una pequeña abertura para tener visión del exterior.
--Hay un ruido.
Notábamos primero como la gente gritaba desesperada, algunos de desesperación, otros voceaban nombres esperando encontrar a personas desaparecidas.
--Hay un ruido—volvió a decir María mientras subía el volumen del televisor.


10 oct 2017

Parte 1

Suena el despertador, no tiene un sonido especial, es simplemente el beep beep normal, mantenía el mismo tono desde hace años por diferentes factores, el primero es la costumbre de saber que ese es el sonido del despertador, el segundo es que es un sonido suficientemente irritante como para obligarlo a uno a despertarse, el tercero, que en realidad resume los dos anteriores, es la pereza de tener que buscar otro.
Comienzo el día como si fuera el último de mi vida, es decir, quejándome de lo que no he hecho con la misma y sin ninguna esperanza de cambiar algo el día de hoy porque no habrá mañana.
--Eres un optimista—Me dice Sam—es un placer estar a tu lado.
Le quito la hoja y la leo.
--Nunca escribí tal cosa.
--”La diferencia que tengo con las personas que se consideran pesimistas o negativas es que con el tiempo he aprendido a tener una opinión tan baja de los seres humanos que ya no me interesa esperar nada de ellos, ni que ellos esperen algo de mí”, ¿También de mí?—dice—“He sido traicionado por amigos y esperando tanto de los demás que ya no espero nada de nadie, lo que me vuelve un optimista a mi modo, una vez me enamoré quise a alguien, nunca supe si ella sintió lo mismo, ahora está muerta, se suicidó, dudo que haya sido por mí”.
--¿Eso es lo que piensas de la vida?--me pregunta incrédula.
--Te juro que yo no escribí eso.
--Es tu letra y estaba en tu escritorio, si no es lo que piensas lo copiaste de algún lugar, y si lo copiaste fue con una intención.
--No recuerdo ni una cosa ni la otra.
--Entonces estabas drogado ¿Te estás drogando de nuevo?
--No lo creo ¿Se puede estar tan drogado que uno no recuerde que se está drogando?
--No le veo la gracia—dice sin separar la mirada del papel.
--Le tomas mucha importancia a una hoja ¿Eso es todo lo que dice?
--”Una vez casi me suicido, estaba en un elevador en el edificio de rectoría y noté que llegaba hasta la azotea, subí por inercia y cuando estuve ahí arriba pensé en lanzarme, no tenía motivo porque siempre he odiado que todo se haga por un motivo, nunca por instinto, solo pensé que debería de aventarme, estuve dos o tres minutos y me fui de ahí cuando recordé que no había desayunado y sería una idiotez morir sin desayunar.”
--¿Eso es todo?
--No, sigue: “?Será fácil matar? No creo que me atreva a hacerlo, pero siento que todos hemos fantasiado con eso más de una vez, dudo que lo que nos lo impida sea nuestra brujula moral, más bien las repercusiones sociales ¿Matariamos si fueramos conscientes de que no nos va a pasar nada? Y si así fuera ¿A quién, elegiríamos entre un dictador o un vecino odioso?”
--Deberías dejar de leer eso.
No respondió pero dejó la hoja de lado, realmente no recuerdo haber escrito eso, pero ultimamente mi memoria está dejando de trabajar, en otro escenario diría que tengo doble personalidad, pero lo único que hago en esos espacios en blanco es escribir, aunque tampoco es que sea una bendición, generalmente son garabatos o reflexiones sin mucho sentido, parece que simplemente soy algo sonámbulo.
–¿En qué piensas?--me pregunta.
--¿Tienes hambre?--replico evasivamente.
Nos conocimos hará cosa de dos años, la historia no es nada especial—es el error común de buscar epopeyas con significado en vidas rutinarias—amigos de amigos y una cosa llevó a otra y henos aquí. Nunca le he preguntado si mis episodios de sonámbulo se han dado en su presencia, pero si no ha dicho nada posiblemente la respuesta sea negativa.
Salimos de casa, llevábamos cerca de seis meses que nos habíamos mudado juntos. Digo todo esto para entrar en contexto con lo que es mi vida, tengo treinta y tres años y no había llegado a nada en mi vida, ella lo sabía y lo aceptaba porque tampoco es que fuera una prodigio de éxito; hombre mediocre para mujer mediocre a la larga hacen una personada medianamente normal. Como casi todo los de mi edad soñaba con ser escritor pero no he pasado de dos páginas y cientos de ideas de cómo sería la película de mi obra maestra mientras veo televisión y solo miro la computadora para masturbarme de vez en cuando.
Y vaya que tenía ideas buenas, pero carente de disciplina era lo mismo que no tener ninguna, detestaba los dramas, mi interés era la ciencia ficción, pero a lo largo de mi vida se volvió una sensación estresante ver que todas las ideas que tenía de alguna forma alguien más la llevaba a cabo. Compensaba mi ausencia de producción trabajando como redactor de una revista digital de cosas curiosas, era una tendencia de moda, a las personas ya no les interesa la información, todo eran tops, algo bastante fácil de hacer, la formula consistía en ver algo, lo que sea, literalmente lo que sea y luego tomar cualquier parte de ese algo e inventar una lista para ese algo. Por ejemplo, escribir en una hoja de word y a partir de ahí hacer una lista de los siete procesadores de texto más famosos, luego, mañana, hacer una con los siete procesadores de texto menos famosos, pasado mañana sobre las siete mejores plantillas de word y luego las siete peores plantillas de word, así agotamos el recursos y la semana siguiente se repite con excel, nadie lo nota, simplemente son clicks y el trabajo está hecho.
No es que sea el mejor trabajo del mundo, honestamente preferiría hacer noticias falsas, pero no satíricas, sino estar a sueldo del gobierno ruso y desestabilizar al gobierno, difama que algo quedará, ese es el dicho y sería un trabajo realmente divertido.
Sam—Así se llama ella—trabajaba en una editorial local, su trabajo era peor que el mío, pues tenía que leer espantosas obras de autores arrogantes y auto financiados “prefiero que no escribas nada a que termines como ellos” me decía cada que llegaba con un manuscrito. Era una tendencia natural en los que se sentían escritores, una vez que tenías una obra publicada querías andar por el mundo presumiendo que lo habías hecho y aprovechabas cada instante para hablar de tu superioridad intelectual porque no pocos son publicado, lo que no contaban es que generalmente ellos pagaban la impresión, ilusionados con que una vez que llegue a más manos su verdadero talento sería reconocido. La gran mayoría terminaba pagando stands en ferias de libro para auto promocionarse—los más discretos le pagaban a alguien que lo hiciera para no verse tan obvio. Al final tiraban la toalla y regresaban a sus oscuras vidas, había unos pocos necios que lo volvían a intentar, pero los resultados eran los mismos y se encerraban en que el mundo no reconocía su talento.
Así transcurrían los día para ambos, sin embargo, algo pasó entre ambos que no puedo entender.


14 sept 2014

Sexta Temporada: Cuento

Dados los recientes acontecimientos en mi vida, realmente no me siento con el animo ni entusiasmo para hablar/escribir algo decente o coherente, sin embargo es una actividad que necesito no perder. Sin embargo, para mantener la actividad recurrí a mi oxidado archivo mental.
Ya tenía tiempo queriendo hacer esto, y dada la situación, me decidí a hacerlo ahora ya que el desarrollo de la historia ya lo tenía bien grabado, en realidad es la versión “cuento” de una pequeña obra de teatro que escribí para un trabajo de la prepa y de la que dudo que exista copia alguna, pero la idea me la sabía, así que no tuve que recurrir a mucha imaginación.
Gracias por la innecesaria comprensión.

El hombre estaba sentado en la barra de un bar.
    hasta ahora es una escena normal, un hombre joven bebiendo algo durante la noche. Si estadísticamente los relatos iniciaran en situaciones similares, la ficción sería como la vida misma, pero esto sólo funciona de disparador para otras situaciones que pueden llegar a ser sui generis.
    Retomemos el relato el hombre se encuentra en la barra del bar tratando de ordenar sus pensamientos. Se llama Juan Pimentel, las razones por las que se encuentra bebiendo son tan conocidas que explicar una ruptura amorosa es innecesario en la esfera humana.
    Si se hace un examen de su  alrededor nos podrìamos dar cuenta de que es el lugar màs comùn para ahogar una pena sentimental, intentando encontrar las soluciones en el fondo de una botella aùn cuando la experiencia misma de la vida nos ha enseñado que ese es un recurso que potencializa las emociones y sentimientos de vacío derivados de una pena. Obviamente no hay una persona que atienda la barra a la cual narrarle nuestra vida mientras limpia por enèsima vez la misma copa ni nos dice “ya has bebido demasiado” cuando pedimos una ronda màs. Nadie lo mira inquisitivamente puesto que todos los que lo rodean son embargados por la misma pena o similares--ademàs de los pocos parroquianos que en realidad solo asisten con espíritu festivo--; nuestro personaje trata de despejar la mente mirando a los demàs asistentes a su alrededor, tratando de saciar ese instinto humano que nos permite poder sentirnos mejor siempre y cuando podamos observar que hay otras personas pasandola peor que nosotros, asì, cuando nuestra mirada se cruza con las personas que estàn llorando o mirando el suelo de manera melancólica, un oscuro regocijo se apodera de èl y le permite hacer màs llevadera su existencia.
    En estas cavilaciones se encuentra nuestro amigo hasta que nota la mirada seca de un caballero que no deja de observar. Indiferente primero, Pimentel lo ignora y sigue su baile de miradas hasta que cruza con la del mismo caballero y nota que esta no ha cambiado siquiera poco. Cada vez màs incómodo, tratando, como es natural, primero de revisar en el archivo de su memoria hasta encontrar algùn vago recuerdo que le haga pensar que està siendo observado por una figura conocida que, sabiendo quièn es èl, espera una reacción recíproca acompañada de un afectuoso saludo. Una vez descartado el escaneo mental, resignado devuelve la mirada y saluda esperando que eso termine las intenciones del caballero, asì que levanta la copa y asiente con la cabeza.
    El hombre responde a la provocación, pero ajeno a la intención del melancólico individuo, se acerca tranquilamente, Juan intenta reconocerlo a medida que se dirige hacia èl, pero de nueva cuenta el esfuerzo es inútil... hasta que está lo suficientemente cerca como para no tener forma de eludir la conversación.
    --Hola amigo ¿Le molesta si me siento?
    --Adelante--contestó tratando de ocultar su incomodidad cada vez mayor.
    El hombre pidió un vaso de agua, algo raro dado el lugar, pero pareciera que a nadie más que a Juan este acto le pareció extraño o, por lo menos, digno de ser resaltado.
    --¿Por qué pide agua?
    --De donde vengo es un bien escaso, cada que ando por estos lugares prefiero darme el gusto.
    --¿Y de dónde viene?
    --Ah, pues de allá por el sur.
    --Supongo, no hay tuberías por esas regiones.
    --Eso, no  hay tuberías.
    Se quedaron en silencio unos minutos, uno dando pequeños tragos a su vaso de agua con indiferencia y el otro, desconcertado, trataba de adivinar las intenciones de su compañero.
    --Oye--rompió el silencio--no sé de qué va tu asunto, pero te advierto de que soy hetero.
    --Lo sé--sonrió--nada más lejos de eso estoy, no mi amigo, estoy aquí para hablar de viejas promesas.
    --¿A qué se refiere?
    --”Te”, no “sé”, háblame de “tú” mi hermano.
    --Okey, no “sé” a “qué” “te” refieres.
    --No es necesario ser sarcástico, mucho menos conmigo que no resulta eso del doble sentido dado que conozco a la perfección esta técnica.
    --¿Ah sí, eres el maestro del albur?
    --Del engaño mejor dicho--lo miró fijamente--¿No me reconoces?
    --No realmente ¿Debería?
    El hombre dejó el vaso y fijó su mirada al frente durante unos minutos.
    --Hace unos días terminaste con tu pareja ¿Cierto?
    --¿Cómo sabes eso?
    --Los detalles no importan, el caso es que es cierto y eso es lo que importa.
    --Ya ya, entiendo, de seguro eres uno de sus amigos y te mandó a ver en qué andaba para rogarme, esa pinch...
    --Autoengañate--lo interrumpió--si quieres imaginar que ella es la que te ruega, adelante, pero ya te dije que no soy fácil de engañar. De hecho, yo sé que hace tres día estuviste llorando desconsoladamente en tu casa implorando que regrese, haciendo promesas que sería mejor no hacer a menos que sea cierto.
    Recordó que tres días antes se había pasado el resto del día en su departamento mirando fotografía de Miranda--ese es el nombre de la aludida--haciendo un esfuerzo por no llamarla por teléfono para pedirle algún tipo de reconciliación. Entre ira y llanto recordó que llegó al punto de negar a Dios y entregarse al Diablo a cambio de recuperar su amor.
    El hombre la estaba mirando, adivinando  sus pensamientos comenzó a sonreír.
    --Ya nos estamos poniendo de acuerdo--dijo.
    --¿Quién eres?
    --Yo soy el que no es. Soy el Omega que precede al Alfa, soy la noch...
    --¡Detente! Ya no quiero saber, dime quién chingados eres y dejate de pendejadas.
    --Soy el Diablo.



    --Bien, has soltado la sopa--contestó Juan con sarcasmo--ahora dime cuál es tu malvado plan.
    --Aunque no me creas, es así, de hecho, lo que  vengo a decirte es que estoy  dispuesto a tomarte la palabra y aceptar tu propuesta.
    --¿Y cuál es esa?
    --Que venderías tu alma al diablo a cambio de estar con ella.
    Lo que parecía una broma de pronto le pareció tan natural que no le causó sorpresa alguna, realmente sí había hecho esa propuesta, pero fue una entre tantas fruto de la desesperación y del efecto del licor.
    --Debería de decepcionarte que la mayoría piden eso frecuentemente--respondiò.
    --En realidad màs de los que crees, pero tampoco soy tonto, uno no llega con el primero que se lo pide, puedo identificar con facilidad a quienes lo hacen de corazón.
    --El diablo hablando del corazón, que ironía.
    --yo tambièn soy un romàntico, me gusta ayudar a las pobres almas en desgracia, ademàs, no puedes mentirle al maestro del engaño.
    --Da igual, es de sentido comùn que si existes existe el cielo y cualquier preferirìa ir arriba antes de hacer un trato contigo.
    --Posiblemente, la diferencia es que difícilmente tienes ganado el paraìso, veràs, yo tengo, o me hicieron tener, ciertas reglas a la hora de vagar por la tierra, y una de ellas es que no puedo hacer tratos con persona que realmente no me pertenecen.
    --¿Te pertenecen?
    --Velo como una relación de vasallaje.
    --Lo que quieres decir es que haga o no haga trato contigo soy tu servidor ¿Cierto?
    --Asì es.
    --Entonces no necesitas hacer trato, de todas formas hago lo que desees.
    --Error, tienes el detalle del libre albedrío, has hecho cosas que te han ganado el infierno, pero eso fue porque tù lo buscaste, yo no puedo obligarte a hacer o no hacer nada.
    --En ese caso ¿Còmo es que puedes hacer venir a una mujer contra su voluntad si yo firmo un trato contigo?
    --Dejame los tecnicismo a mì.
    --Dudo que quiera hacerlo ante el maestro del engaño.
    --Està bien, solo te dirè que tengo algunas personas que me ayudan, otros vasallos pues, tù me ayudas y yo te ayudo a generar las condiciones en las que estèn juntos otra vez... por un tiempo considerablemente largo.
    --¿Y a cambio yo que tengo que hacer?
    --Tienes que ayudarme a matar a una persona.
    --¿Asì de fàcil, yo mato a un tipo y tù me das lo que quiero?
    --Asì de fàcil, obviamente no quiero que mates al presidente o alguien importante, soy consciente de tus limitaciones, solo quiero que ayudes a que muera una persona comùn y corriente que me gustarìa ver muerta.
    Juan sopesò la propuesta, a simple vista no parecìa complicada en ningùn sentido, aunque nunca tuvo una vena homicida, tampoco era una idea que le generara demasiado temor, si el diablo querìa que matara a una persona, esa persona merecìa ir al infierno, eso lo convierte casi en un ejecutor del plan de Dios, a cambio, èl le darìa la felicidad perdida.
    --Muy bien, acepto--contestó después de varios segundos en silencio.
    --Perfecto, asì me gusta, claro y al grano.
    --¿Y bien, no me vas a dar un documento que tengo que firmar con mi sangre?
    El diablo sonriò.
    --¿Crees que en alguna parte del Pandemonio tengo un gran archivero por si el de arriba me hace una demanda judicial? Eso solo pasa en laspelículass y novelas medievales. El proceso es màs sencillo ¡Camarero!--gritó llamando al que atendìa la barra--dos vasos de su mejor agua para mì y mi amigo.
    --Bien mi amigo--dijo el hombre tomando uno de los vasos--brindemos.
    --Esto es solo agua.
    --Lo sè, pero formalmente estoy obligado a que tienes que hacer un acto voluntario que confirme la propuesta, al tomar esa agua, estàs aceptando nuestro acuerdo.
    --¿Còmo haràs que ella vuelva?
    --Déjame eso a mì, solo te garantizo que, como ya te dije, no puedo ni voy a hacer nada en contra de su voluntad. Ahora tómatelo y acompáñamee afuera de este tugurio.
    Tomò el líquido y saliò junto al caballero, tenìa la esperanza--o sospecha--de que al momento de beber algo en su percepciòn iba a cambiar, pero se sentìa exactamente igual, caminaron unos minutos en silencio hasta que nuestro héroe comenzó a sentirse mareado.
    --No me siento bien--dijo mientras buscaba algo donde sostenerse.
    --Por supuesto que no, te acabo de envenenar, moriràs dentro de uno o dos minutos.
    --Pero... el trato...
    --Soy un hombre de palabra, yo cumplirè mi parte y tù la tuya ¿Nunca pensaste que la persona que te pedirìa que mataras podrías ser tù mismo? Tomaste el vaso con tus manos,técnicamentee fuiste tù quièn se envenenò.
    --Me engañaste... Miranda...
    --Me sorprende que digas que te engañó el que es conocido como el maestro del engaño. Ademàs yo no te engañé, cumplí mi parte, solo omitì detalles.
    El diablo se quedó erguido.
    --Miran...
    --Ya sè ya sè, mira, yo no miento, solo me callo lo que no es conveniente. antes de venir contigo hice una visita a tu ex novia ¿Sabes? Ella tambièn estaba desesperada por volver contigo que hizo básicamente el mismo trato con ella, es una lastima que por orgullo no se hayan sentado a hablar, pero en fin, mientras tù bebìas como cosaco allá adentro, tu mujercita ponía una pistola en su cabeza que me serví de facilitarle. No entiendo mucho de amor, pero el de ustedes parece sincero, así que me di la libertad de unirlos ¿Creías que iban a estar juntos en un edén terrenal?
    Cuando terminó de decir eso dio la espalda y caminó lentamente mientras que Pimentel se desvanecía a la vez que dos sombras arrastraban lo que quedaba de su alma traves de una sombra cada vez más densa que lo llevaría junto a su amada  a la eternidad en el infierno que el diablo había preparado para ellos.
    El Diablo sonrió y se perdió tarareando una canción de Charlie Daniels.

23 ago 2014

Sexta Temporada: ideas dispersas (1)

Hace unos días tuve fiebre napoleónica y me puse a leer todo el material que tenía sobre ese periodo, así que durante aproximadamente poco más de un mes leí desde historias, novelas y crónicas sobre Bonaparte para cuando terminé ya no sabía qué  hacer.
    El primer impulso fue el de seguir cronológicamente el periodo siguiente, pero es ahí donde la puerca tuerce el rabo y cae uno en la amarga realidad de que son abundantes las lagunas históricas que a veces uno se brinca periodos con sólo datos generales para dar el salto a los periodos más relevantes, así, me di cuenta de que entre el Congreso de Viena a la Revolución Rusa, solo tengo una amplia bibliografía plagada de generalidades.
    Obviamente, dentro de esas generalidades, la más grave es sin duda la Primera Guerra Mundial. Por experiencia me he dado cuenta que cuando uno se acerca a ese periodo, casi siempre es como telón de fondo a la Revolución Rusa o al ascenso del Nazismo. Opacada por la polarización ideológica de la Segunda Guerra Mundial, la “Gran Guerra” a veces es pintada como un conflicto anacrónico entre potencias coloniales, una lucha por el control de los mercados y por la repartición de un mundo en el que ya quedaba poco por repartir.
    Algo que me extraña es que siempre se habla de que en esa guerra desaparecieron cuatro imperios, el Inglés, el Otomano,el Alemán y el Austro-Húngaro, dejando de lado el caso Ruso que, si nos atenemos a las consecuencias, fue el que tendrá más repercusiones porque pasará a ser sustituido por otro de proporciones colosales.
    Hace unas semanas en el History Channel pasaron una miniserie llamada “Guerras Mundiales” que se presentaba como una historia de los dos mayores conflictos del siglo XX. Sin embargo, pasó como pasa en la producción reciente de esa cadena, el titulo solo era un engaño para, como siempre, solo hablar de la Segunda Guerra y la primera sólo como contexto para la aparición de los caudillos del 39. Recientemente se puso en boga las reseñas y artículos con motivo de los cien años del inicio del conflicto, la mayoría hacía énfasis en que fue un conflicto que e pudo haber evitado, es un vicio natural de los intelectuales jugar a cómo lo que pasó pudo no haber pasado, en realidad cualquier coyuntura de la sociedad, vista a distancia, pudo haberse evitado haciendo tal o cual cosa, esto siempre dentro de un cuadro de los acontecimientos a los que los personajes de la época no tenían acceso, como cuando varios años después recuerdas una relación fracasada o  una mala desición de tu vida, la cual ahora sabes que pudiste tener otra alternativa, pero obviamente en su momento vivías según las circunstancias a tu alrededor.
    La Primera Guerra Mundial se pudo haber evitado, sí, pero no se evitó y ese es el dato duro, de todas formas, la última guerra era una guerra inminente; luego de que todos nos dicen que pudo no pasar, hay otra pléyade de historiadores que se empeñan en decirnos que de una u o otra forma iba a suceder porque los ánimos estaban demasiado caldeados como para no derivar en otro resultado.
    Interesantemente, el paralelismo que los pacifistas del pasado se empeñan en establecer es que la Europa de 2014 se encuentra en una deriva similar a la de hace cien años, con una crisis financiera desgastante que abre la puerta a viejos nacionalismos y discursos populistas (hoy día los españoles, con la aparición de Podemos no paran de definir “populismo” en miles de acepciones), xenofobias y críticas al sistema capitalista...
    Aquí viene la ironía, dentro de un rebelde discurso contra el capitalismo depredador no se deja entrever que es precisamente la ideologìa capitalista la que en estos momentos sirve de muro de contención para conflagraciones continentales, tristemente, los mismos motivos por los que los críticos dicen que se hacen las guerras en otros países, son los mismos por los que no se llevan a cabo entre potencias, eso sí, el colapso del capitalismo desregulado fue el detonante del crack del 29 y del surgimiento de los caudillos que hicieron renacer viejas rencillas históricas y culturales, Podemos, el Frente Nacional, el Partido de la Libertad, Aurora Dorada, populismos xenófobos que temen al mundo global, pero que temen aùn más a la victoria del multiculturalismo, como si las cuestiones raciales tuvieran alguna injerencia en las leyes del mercado. Es irónico como denuncian la decadente cultura occidental utilizando todos los aparatos y tecnologías creados por esta misma decadencia.
    La Primera Guerra Mundial pudo ser evitada, dicen algunos, era inminente, dicen otros, pasó y punto, decimos algunos, eso es lo que es y lo que seguirá siendo a pesar de concienzudos análisis.
    El resto es historia.