23 jul 2013

Diario de sueños 1

Pues, a modo de catarsis voy a comenzar un breve diario de sueños en el que intentaré reproducir los más bizarros y que tengan cierta "estructura" interna.
Esto es lo que soñé ayer.

Estábamos varios amigos, tanto de la facultad como de la preparatoria, sentados al rededor de una mesa, uno de nosotros propuso un juego donde demostremos las cosas que consideramos totalmente inútiles  cada uno sacó algún elemento de la vida cotidiana al que no le vemos sentido—yo saqué una cafiaspirinas alegando que esas vitaminas ya están en todo lo que como diario—cuando llegó el turno de un amigo primero sacó dos peces entrecruzados, aunque yo pensé que era el blasón de alguna cosa medieval—ya despierto me di cuenta que era el signo de piscis—luego lo deformó a una figura que no le veía forma, mientras hacía eso, a mi derecha se levantó una tarima—esa sí, bien medieval—donde unas personas, vestidas de formas medievales—que supongo tendrían que ser amigos míos, pero de eso ni idea—se sentaron para observar lo que sería una justa. Rápidamente, se oye un grito “Fuego!” y a la izquierda otros comienzan a arrojar globos de agua a los que estaban al otro lado. Yo grité “El horror, el horroooor”. Todo fue jubilo y reflexión cuando seguía la “masacre”, en eso se escucha el sonido de algo que cae, como la fricción con el viendo “fiiiiiuuuu” y una explosión destruye la pared de la derecha, todos huimos  y mi perro—que por alguna razón apareció ahí—se salió corriendo, yo salgo por él y lo que veo es todo menos dantesco, no hay ruinas, pero la calles se han convertido en ríos y la mitad de las casas ha desaparecido, aunque todavía es obvio que estoy en el mismo lugar—qué, dicho sea de paso, no sé donde era pero en el sueño me era familiar—camino buscando al perro y en la radio se escucha que se han movilizado tropas a Rusia y China y que fue un ataque a gran escala en todo el mundo. Pero no veo personas corriendo, veo picnics y mochileros paseando, nada de caos, todo perfectamente normal. Veo y a lo lejos y mi perro no aparece, sospechó que el agua se lo llevó y decido que sin él no quiero seguir el sueño... y despierto.

Canción de Hielo y Fuego II/Choque de Reyes


Pues bien, acabo de terminar la segunda parte de Canción de Hielo y Fuego, de G. R. R. Martin, es decir, Choque de Reyes. Primero que nada, las impresiones generales es que avanza dignamente como secuela de Juego de Tronos. Más páginas, pero no solo eso, sino que un panorama más obscuro, si la primera parte parecía una epopeya de los Stark como núcleo de la historia, la segunda parte los deja mucho peor parados de lo que parece, aunque el momento no ha llegado, el Joven Lobo hasta el momento no ha perdido ninguna batalla, pero Invernalia ha caído, y si un rey no puede mantener el corazón de su reíno ¿Cómo podrá con lo demás? Pero no solo eso, sino que los Lannister se han impuesto en todas las pruebas destruyendo el ejército Stannis y estableciendo una alianza con Altojardín y muy posiblemente con los Martell de Dorne. Así, prácticamente todo el sur es Lannister y solo las Islas de Hierro y el Norte—que no es poco, es medio continente—están contra ellos.
Más allá del océano, Daenerys Targaryen sigue afrontando las pruebas que la convertirán en la soberana—un poco obvio cuando se descubre que la “Canción de Hielo y Fuego” es de ella—aunque le falta bastante, no es solo por la distancia, sino que aún carece de ejército y sus dragones todavía están pequeños.
Más allá del Muro John Nieve sigue perdido, pero como Hermano Juramentado de la Guardía de la Noche ha jurado desertar por ellos y enterarse de las intenciones de Mance Raider, mal plan cuando se entera que de todas formas se dirije hacía el Muro.
Lo mejor sin duda es lo que sucede en Desembarco del Rey previo a la batalla de Aguasnegras, la fragilidad de las lealtades debida a la inminencia de la derrota deja claro como uno sigue ciegamente a otro hasta que va a perder y entonces busca seguir ciegamente al que ganó. Asimismo, el panteón de dioses es mayor, el Dios de las aguas, el Dios de la luz, los Antiguos dioses, los Nuevos dioses—me he dado cuenta que aparentemente son los nuevos dioses los únicos que no tienen eficacia en nada—.
Con relación a la serie, aunque la linea argumental se mantiene, parece que los guionistas se están dando demasiadas libertades; mientras que la primera temporada se basa al toque en el primero libro, aquí hay situaciones que pasan y no pasan. Es decir, escenas de la serie que no están en el libro y escenas del libro que no aparecen hasta la tercera temporada, por ejemplo, el final de la tercera temporada es en parte el final del segundo libro cuando Brann y Rickon se separan, Meera, Jojen y Hodor se llevan a Brann y Osha a Rickon. Theon no quema Invernalia, sino Lorren el Negro.
Diferencias menores sí, pero diferencial al fin.

Vamos con lo que sigue.

4 jul 2013

it's always sunny in Westeros.

Pues bien, fue más rápido de lo que parecía (compré solo dos libros con la intención de que leyera uno cada dos meses, así tendría tiempo de ahorrar para el tercero y llegaría a la cuarta temporada con los cinco terminados o por terminar).
Leí el primer tomo de Canción de Hielo y Fuego (a estas alturas es inútil explicar a qué me refiero): Juego de Tronos.

Cuando uno ve en pantalla algo que le fascina y después se remite a la obra en la que está basado, el recelo es natural sobre la forma de la adaptación. Ya tenía una mala experiencia con Dexter de Jeffrey Lidnsay, la primera temporada está basada en el libro del mismo nombre, pero con una diferencia abismal entre la calidad de la serie con un libro mediocre, así que no era gratuito el recelo a la hora de tener los libros en mis manos. Sumada esa duda a los costos de cada volumen (sí, se pueden descargar desde internet pero ¿Quién lee libros electrónicos estos días?) pasó bastante tiempo para que sintiera siquiera curiosidad en la obra.
Como hincha de Tolkien, cuando escuchaba sobre historias de caballeros, reyes, princesas y castillos en mundos fantásticos, era natural que uno se imaginara orcos, trolls, magos y diferentes razas en un mundo místico. Cuando vi los promos de la primera temporada de Game of Thrones pensé que era el mismo universo, y mi primer pensamiento fue “uno más de entre miles” “otro Narnia” o “se quieren enganchar de Harry Potter”.
No voy a centrarme en por qué comencé a ver la serie, mucho menos por qué decidí leer los libros (ambas cosas repetidas varias veces en Facebook). Sino en la particularidades de la obra.
Incluso es innecesario resaltar las diferencias entre el libro y la primera temporada, porque son tan mínimas que ni siquiera importa, ya saben, personajes menores o diálogos que pueden llegar a confundir en pantalla más que aclarar asuntos. Lo que me interesa es esa siempre interesante atemporalidad de este tipo de historias. El mundo de Westeros es un mundo lo suficientemente cercano a nosotros mismos, lo suficientemente cerca como para sentir aprensión ante las desgracias de cada personaje. No es el universo fantástico de Tolkien donde el honor y el juramento es algo inviolable, donde la amistad triunfa y aunque haya nubes oscuras, el bien triunfará ante todo. Westeros es una tierra medieval donde Gandalf, Aragorn, Legolas o Frodo vivieron en la Edad de los Héroes, los cuales han dejado espacio a seres humanos ambiciosos, dispuestos a traicionar a sus señores a cambio de un mejor trato. El universo de Tolkien es un Medioevo ideal, el de Martin es el Medievo real.
Algunas anotaciones sobre el realismo de la historia, para todo aquel que esté versado en historia medieval, muchas de las situaciones narradas les parecerán familiares, incluso lógicas. Según la historia (del libro), antes de la llegada de los Targaryen “no pasaba una generación sin que dos o tres reinos se declararan la guerra”, y eso es bastante natural cuando cada uno contaba con una legitimidad propia, la reducción de sus status de reyes al de lores, sometidos a una autoridad central en la recién fundada Desembarco del Rey formó un periodo de paz donde se establecieron en condiciones de iguales los siete reinos en el reino recién fundado de... pues, Los Siete Reinos. Incluso se entiende la incestuosa relación entre los Targaryen más allá de mantener pura la sangre, una razón de estado puede explicar que esto se haya realizado de esta manera, ya que al mantener el gobierno durante miles de años entre los miembros de una sola familia sin establecer alianzas de sangre es la mejor forma de que ninguna familia sea más próxima que la otra al poder central.
Esto se demuestra una vez que los Targaryen son expulsados y los Baratheon toman el trono ¿Qué legitimidad tienen sobre los demás? No fue difícil para los Lannister considerar que ellos podrían ser los gobernantes, mucho menos considerar “acelerar” la sucesión al trono. Eso solía pasar en la Edad Media, o incluso mucho después, además de ciertos paradigmas que se repiten cuando perdida la legitimidad más de un señor llega a considerar que no tiene por qué obedecer al nuevo gobernante (cosa de recordar cuando el Imperio Español se desmoronó y las nuevas repúblicas se separaron en diferentes soberanías que no tenían por qué obedecer al nuevo poder central), de igual forma, familiares descontentos con la forma en la que se llevó la sucesión y que consideran que ellos tienen más derecho al trono (y eso sí que era muy, pero muy común en la Edad Media cuando dos personas de la misma rama familiar se disputaban el trono).
De la misma forma, las viejas leyendas de los reinos de Oriente, salvajes e indomables, exóticos, peligrosos, repletos de criaturas y hechiceros nunca antes vistos, así como reyes peregrinos, exiliados, condenados a viajar más allá de los mares llorando por sus reinos perdidos; en el Oeste la civilización se construye y tiene límites definidos, en el Este siempre hay tierras más allá, cada una más extraña que la anterior.
Es ya reiterativo decir que en Canción de Hielo y Fuego no tiene elfos, duendes ni enanos, tampoco se dirimen las batallas con grandes hechizos y anillos únicos, sino con torres de asedio, espadas, traiciones y lealtades cuestionadas. Se aleja tanto de la obra de Tolkien para ser más cercana al Baudolino de Humberto Eco que solo podría ser cabalmente disfrutada si se tienen nociones importantes de historia medieval como para comprender los conceptos más puros del feudalismo y el vasallaje. Se disfruta como espectador común, seentiendenn como ventana al pasado.
Entonces ¿Por qué R. R. Martin no escribió mejor una novela histórica? Primero, porque si bien todas esas cosas pasaban en aquellos tiempos, no sucedían en el mismo año ni a las misma personas, la ficción le ha permitido hacer que coincidan los episodios más importantes de la Edad Media en un mismo universo y en un periodo corto de tiempo, añadiendo la ceresita del pastel de incluir dragones y caminantes blancos, así como un universo tan nuevo y propio que tiene la libertad de hacer caer dinastías de un plumazo.

Solo dos dudas, hasta ahora es evidente que fue Pety Baelish es el mandó a matar a Bran, pero no tengo idea del motivo, en realidad no ganaba nada con un acto así. La segunda es Dorne, cuando Aegon El Conquistador llegó, tomó seis reinos, Dorne se anexionó 150 años después de manera pacífica ¿Por qué, no pudo o no quiso? Y sea cual sea la respuesta ¿Por qué no pudo o por qué no quiso?