22 abr 2011

El Oscuro Pasajero: Ocio de viernes santo.


Me levanto y me entero que hoy es día de la tierra, de eso me salen dos preguntas, la primera es ¿a quién tiene que recurrir uno para declarar el día de algo? Y la segunda es qué pasa cuando el día de algo sucede algo más “día” y lo relega a segundo plano ¿le cambian la fecha? Por ejemplo, imaginemos que el día de la tierra fuera el 11 de septiembre; luego de los atentados ya no recordarían a la tierra en 11 de septiembre, ¿Entonces, qué hacen con la fecha cuando deja de importar? Debe de ser tan frustrante como haber nacido el 25 de diciembre y perder instantáneamente la oportunidad de tener uno de los dos regalos obligatorios anuales. Miren a los españoles, el terremoto en Japón y la posterior crisis de Fukushima les echó a perder toda la conmemoración de los atentados del metro.
            Aún así, luego de cientos de años,  la semana santa parecer permanecer inmune a tales acontecimientos; recuerdo que hace dos años todos estábamos todavía envueltos en la paranoia apocalíptica de la influenza, pero todo era olvidado para mirar películas de Jesus y comer empanadas. Ahora bien, más allá de las dudas que causa todo el asunto, como ser conscientes de que es algo tramposo decir que  mueres por los pecados de todos cuando eres consciente de que vas a resucitar luego luego, es como hacer el trámite de ingreso cuando ya sabes que tienes palancas en la institución, es una trampa evidente para todos; o que en esa época eran tantos los mesías y tantos los crucificados que un show solo para uno era algo complicado. Jesús era uno más de tantos que anduvieron en aquellas épocas pero que decidió predicar y ya. Murió porque su predica iba contra el stablishment, pero si un fanático nazi se pone a predicar también será condenado. Ok, Jesús predicaba la paz, pero el que por la espada muere por la espada morirá, y todos tienen en mente el Mateo 10:34 cuando buscan resaltar la vena bélica del rey de reyes y eso de o estás conmigo o estás contra mí (Lc 11:23) tampoco es buen espectro para la tolerancia y aceptación que buscaba. En honor a la verdad también hay que establecer que la biblia es tal vez el libro más sacado de contexto de la historia; uno se molesta cuando en una conversación se le cita a uno declaraciones que en su momento suenan lógicas, pero fuera del contexto aparentan disparate.
            Por otro lado, algunos se empeñan en afirmar que Jesús no existió, yo en ocasiones me empeño en afirmar lo mismo pero, ¿Acaso eso importa a estas alturas? En realidad todos los reproches que se hacen sobre la existencia de Jesús son los mismos que se podrían  hacer sobre la de Sócrates, y de éste nadie cuestiona porque también se volvió hasta cierto punto irrelevante si fue cierto o no, ya que el pensamiento es lo que se desprende de la persona, aún sin la persona misma. ¿A quién le importa si Dios existe o no cuando hay gente que cree en él y gente que no? Ya está, el debate termina ahí, los que creen no van a dejar de creer porque no es cosa de razón contra fanatismo, y los que no creen no van a creer porque no es cosa de fe contra intransigencia.
            En alguna parte del mundo en este momento una gran cantidad de pueblos que no son ni remotamente cristianos están en otra, en Siria quieren otro viernes de esos de revueltas y democracia (tema superado una vez que se comprobó que por más que occidente actúe, Libia se queda con Muamar), también los japoneses no tienen la caridad cristiana muy en la cabeza luego de que Dios los castigara por no creer en él. Si mal no recuerdo un día como hoy pero de hace 19 años GDL se hizo pelota por un montón de explosiones que hicieron tener nuestro propio Bagdad cuando el aroma de la Guerra del Golfo todavía estaba impregnado.
            De todas formas este es uno de esos días que tendemos a odiar por no comulgar con el zeitgeist nacional y con la actitud de muchos de los mal llamados cristianos (realmente, tal vez el foco del debate consista en que en toda mi vida he visto a una sola persona que viva, mínimamente un día, bajo los preceptos del evangelio, y nunca la encontraré), me aburro de días así y de lo que hacen todos en días así, lo católicos hablan de la santidad de la fiesta, los evangélicos de que la Iglesia se apropió de una fiesta individual y que la llenaron de hipocresía, los ateos y/o agnósticos de que todos los creyentes son hipocriticas, así, todos son hipócritas, así somos todos en un día consagrado al culto interno y reflexión (o emborracharnos como locos violando cada uno de los siete pecados capitales). Yo por lo menos pasaré una linda tarde junto al Ensayo sobre la costumbres de Voltaire, nada màs beato que eso. El resto es historia.

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