10 may 2010

25-26-27: Héroes 1

Del cuaderno de Julián Martinez:
Cuento “héroes 1”

Ninguna historia tiene un final feliz.
Sobre todo si tu nombre es Nathaniel.
Ninguna historia tiene un final feliz.
Sobre todo si eres un alcohólico que se esfuerza en llamarse “bohemio”
¿Qué harías si a los veintisiete años compartes tu departamento con tres personas iguales a ti?
Veamos el mosaico de tu vida.
Numero uno, llevas tres años con tu novia, siempre oyendo sus reclamos acerca de que piensas hacer con tu vida.
¿Alguien dijo boda?
Pero primero lo primero. Las personas con las que vives.
Entre los cuatro tienen los mismos tristes pensamientos acerca de la vida.
Además, a ninguno de los cuatro les gusta.
Dos historiadores, un abogado y un psicólogo nos son buenas expectativas para que la gente los considere como “gente normal”
Sobre todo si lo saben de antemano.
Lo más aburrido es tu trabajo. ¿Escritor es una profesión?
Yo lo dudo.
Hasta ahora lo único que has estado haciendo son columnas para dos periódicos y uno que otro cuento para esas revistas que tienen un tiraje mínimo pero que no hay problema porque lo que buscan es difundir la cultura.
A estas alturas del partido yo me habría volado la cabeza.
Pero no hablamos de mí.
Hoy es lunes, los cuatro personajes de la vida mas aburrida están todos listos para irse a trabajar.
Excepto tu, claro.
--¿hay algo de comer?—dice Donovan, el psicólogo, como si pensara que después de tres años comiendo cereal y brownies con ciertas hierbas mágicas se fuera a encontrar algo mas que esa mierda.
--nop—respondes con una mueca simplona—pero David tiene un porro.
David siempre tiene un porro.
David es el único historiador además de ti que vive en el mismo lugar que tu, tal ves sea porque ninguno de los dos llego a ser algo con su vida.
¿Dónde estarán sus antiguos compañeros?
Cuando todos tus amigos hablan durante la comida, tú recuerdas que tienes que ir a ver a tu novia para ir a comer.
--Necesito ir al juzgado para ver un asunto acerca de un caso que estoy llevando –dice John con la esperanza de que alguien replique a su comentario aunque se de cuenta de que a todos les importa un carajo su trabajo.
A nadie le importan los abogados.
¿Cómo puedes considerar esto como vida?
Yo en lugar de llamarla vida lo consideraría un pasaporte directo a la autodestrucción.
Ayer fueron a un bule pero tú no te diviertes nunca en esos lugares, recuerdas que la segunda mujer que se paro a bailar tenía la cicatriz de una cesárea mal ocultada por un tatuaje. Hay algo jodido en el mundo.
Pero no hay problema, después de todo la película de Niurka nos tiene los pies en la realidad.
“El mundo es una puta” dices para tus adentros.
Salen David y tu de tu casa y toman el tren—date cuenta de que ya necesitas un auto—cuando están adentro te enteras de que en algún país de medio oriente acaba de ocurrir un atentado. “Lo mas seguro es que haya sido en Israel” dices para tus adentros. ¿No seria más fácil darle esa tierra a los paganos? Así dejarían de joder.
Un Israel con estatuas de Zeus.
Se bajan en la ultima estación del tren y tu sales con al esperanza de que pase un carro ultimo modelo y te arrolle de una buena vez.
“si me van a matar, que sea algo de calidad” dices para tus adentros.
David esta junto a ti hablando acerca de cómo seria la vida si fueran prohibidas las cortinas de baño, lo único que oyes de su conversación es “Norman Bates se retorcería en su tumba”
¿Alguien recuerda otra escena de Psicosis?
Ambos llegan a la casa de tu novia.
¿Por qué sigues con ella?—pregunta David en tono inquisitivo, como si fuera necesario que le contestaras—aunque la verdad, mejor me preguntaría como es que ella siguen contigo.
--Tal ves nací bajo el signo de Caín.
Las mejores palabras que pueden distinguirlos a los dos son “Irónicos, falsos y amargados”. Todos unos personajes.
--tal vez ella llena una parte de mi que ustedes no pueden ver.
--si hablas de sexo te comprendo perfectamente ¿es buena en la cama?
No contestas.
Tocas el timbre y abre la compañera de cuarto de tu novia.
“A ella también le haría un polvo” piensas para tus adentros.
Cuando se va para avisar de tu llegada, oyes a David decir:
--a ella si que me la tiro.
El nombre de tu novia es Daniela, no es la gran cosa ya que aunque no tiene un cuerpo de modelo se puede defender con decencia, además, tu sabes perfectamente que mas que su cuerpo siempre has adorado la inteligencia en una mujer.
Si como no.
Se esta bañando.
La esperan adentro.
En la radio están tocando una canción de Jaime Urrutia en un cuarteto con Enrique Bunbury, Andrés Calamaro y Loquillo.
David dice:
--ese era el tipo de Gabinete Caligari
Sentado ahí con David consideras que nunca en tu vida has estado tan inseguro acerca de tu futuro. Estas en la sala de la casa de la única mujer que ha entendido tu forma de pensar y ni siquiera sabes si pasaras el resto de tu vida con ella.
“los Ángeles del cielo prendados de tu pelo patrullan por la ciudad, nunca sabrán que me partiste el corazón”
--tengo hambre—dice David como si fuera la señal para terminar con tus cabildeos—no he comido nada desde la mañana.
--eso fue hace dos horas.
--tu no conoces mi metabolismo.
Ella sale, tu la miras como si nunca ha hubieras visto en toda tu vida, siempre te has preguntado ¿Cómo es que una dama como ella se interesa por un imbecil como tu?
Deben ser las drogas.
O peor aun, debe ser amor.
Eso te da tanta tristeza porque te conoces perfectamente y sabes que en algún momento terminaran mal.
--¿ya encontraste una historia por fin?—pregunta como si fuera lo único que haces en tu vida, buscar una historia.
Lo triste es que es cierto.
Le contestas que no, que llevas varias semanas con un bloqueo de artista, uno de esos bloqueos que no te dicen nada más que tonterías aburridas y uno que otro comentario sarcástico.
“como me gustaría un arma en este momento que este directamente apuntando a mi cara” dices para tus adentros.
--lo mas triste es que todos tenemos que lidiar con sus bloqueos de niño—dice David en tono desenfadado.
--¿Qué tu no tienes trabajo?—le dices esperando que se calle.
--cierto.
“necesito una idea” piensas para tus adentros.
Salen los tres con dirección al centro.
Este es el momento en que haces una retrospectiva de tu vida y te das cuenta de que es lo más monótono que puedes ver.
Es un pequeño restaurante con decorado de madera y algunos cuadros de personas que se hacen llamar “artistas”
“yo pintaría mejor que ellos” dices para tus adentros.
Ya están Donaban y John sentados.
Pides café.
--¿tienen un plan para hoy?
--no.
Nunca lo han tenido.
“¿Por qué estoy aquí?” dices para tus adentros.
Ahora imaginemos que estamos viendo una película. En esta escena la cámara se posa fuera del restaurante—un metro aproximadamente—dentro aparece la imagen de cinco personas, cuatro hombres y una mujer, ninguno de ellos habla, solo se limitan a tomas café. La visión es interrumpida por personas que pasan por fuera de la vitrina mientras que la cámara se aleja lentamente. La canción de “años” de Calamaro seria perfecta para terminar y dejar entrar los créditos finales.
Si Dios existiera le pedirías que en este momento de mate.
Después de comer todos han partido hacia sus respectivos trabajos.
Otra vez estas solo.
Regresas al departamento, abres una cerveza y enciendes la televisión.
Nada bueno.
En la pantalla aparece uno de esos programas donde la masa popular va a ventilar sus problemas en un estudio con la intencion de que por estar una hora en la pantalla resuelvan problemas que llevas años teniendo.
Tu vida si que es la envidia de todo mundo.
Ya vas por la octava cerveza.
Aun no te sientes mareado.
El programa ya se acabo y en su lugar esta comenzando uno de esos en los que aparecen tres remedos de periodistas dándole al publico todas las cosas que les importan un carajo acerca de la vida de los famosos. Ahora están hablando sobre una pareja de actores que se acaba de divorciar; el publico se pregunta los motivos del porque de su separación, creen que cuando se enteren podrán mejorar sus vidas.
Ya van a ser las ocho de la noche y has perdido otro día de tu vida.
“ya están por llegar todos” dices para tus adentros.
Te preguntas que les dirás sobre tu día cuando lleguen. Abogados que se la pasan litigando en los juzgados locales y a veces foráneos, historiadores que terminan como maestros universitarios, psicólogos que están todo el día de un paciente a otro y una novia que se dedica a tomar fotografías que sacarían el aliento por su belleza.
Ella es la máxima exponente de la sintomatología del síndrome de Stendhal.
Y tu solo estas pensando sobre que pasaría si Jesús bajara a la tierra y fuera crucificado de nueva cuenta. Al carajo con Dostoievski.
Tal vez lo único que puedas contestar acerca de tu proceso creativo durante la última jornada seria:
--estoy en eso.
Sabias que la mejor cualidad del talento nato es que siempre te das cuenta que no lo tienes.
Los héroes no existen, solo nosotros.
Y como tal, es nuestro deber adquirir todas las obligaciones propias de un superhéroe.
Acaban de llegar todos al mismo tiempo y se sientan alrededor tuyo, cada quien con una cerveza y un cigarro—excepto Daniela, ella no fuma—ninguno tiene interés en hablar sobre lo que hicieron, mucho menos en preguntarte que hiciste tu.
“me preocupe por tan poco” dices para tus adentros.
Si sumas el número de veces que has sentido estresado y lo multiplicas por las veces que tienes deseos de huir, el resultado seria 57869565.
No te preocupes, nadie lleva la cuenta.
Cuando besas a tu novia te das cuenta de que la vida merece por lo menos un poco el ser vivida, pero solo un poco.
Si Dios te estuviera viendo en este momento los más lógico que harías para responderle seria mentarle la madre.
Por suerte no lo esta haciendo.
Cuando Daniela por fin se va a su casa quedan de nuevo los cuatro perdedores que iniciaron el relato.
Sentados frente al televisor bebiendo y fumando; todos hablan acerca del ultimo comentario idiota que dice el personaje de alguna caricatura—claro que eso conlleva a recordar mas momentos memorables.
Ustedes son un cuarteto de taimados infelices.
Después de todo, si las cosas hubieran sido diferentes alguno de los cuatro seria un superhéroe.

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